CONTEMPLAR EL ARTE

9788477743026

ANTONIO MACHADO

ARTES-CIENCIAS-Y-HUMANIDADES

JERROLD LEVINSON

El placer asociado a los escalofríos musicales parece estar claramente localizado fisiológicamente. Es decir, que en tales casos el placer musical gira en torno a un particular efecto fisiológico, el escalofrío que recorre nuestra piel, siendo tal efecto parte integrante del placer experimentado. ¿Cómo puede un simple hormigueo, es decir, una mera alteración corporal, ser relevante para la apreciación estética? Cierto número de filósofos del arte, el más famoso Nelson Goodman, nos han acostumbrado a ver como ridícula la idea de que se pueda atribuir un rol legítimo a las sensaciones en el análisis de la respuesta estética. ¿Para qué sirve una mera sensación, aunque sea agradable, en el ámbito del arte?, ¿nos informa de alguna cuestión de carácter artístico?, ¿arroja luz sobre alguna relación artística de ideas? Si la respuesta es no, entonces arrojémosla al cubo de la basura de la teoría del gusto. Esta es el juicio à la Goodman dominante. Pero no es algo que yo comparta por completo, de ahí mi interés por los escalofríos musicales.

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